Somatización es una mala traducción inglesa de la palabra alemana que
usaba Wilhelm Stekel "organsprache", que literalmente significa
lenguaje orgánico o lenguaje corporal.
El término somatización se refiere a la condición donde el estado
mental y las experiencias se expresan como síntomas físicos.
Los criterios diagnósticos del DSM-IV para el trastorno de
somatización son estrictos, desfasados y están lejos de la realidad, por lo que
los especialistas en salud mental diagnostican un escaso número de casos (sobre
el 2%). Por ello, actualmente se usa el término de "síntomas físicos sin
explicación médica". Se ha observado que el número de pacientes que presentan
síntomas físicos, sin hallarse ninguna patología que justifique dichos síntomas,
oscila entre el 15 y el 30% del total de pacientes que acuden a medicina
primaria.
¿Porque el estado mental y las experiencias pueden expresarse como
síntomas físicos?
El cerebro usa la simulación, para predecir y automatizar respuestas
frente a estímulos externos (Damasio). No solo es un mecanismo que además de
ahorrar energía prepara para una respuesta rápida, lo que era necesario para la
supervivencia, si no que es la forma intrínseca en que trabaja el cerebro
(LLinás). El cerebro para realizar cualquier acto motor precisa predecir todas
las fases del movimiento para que este sea efectivo y con sentido.
Todo cerebro, también, trabaja de forma holística, cada área cerebral
realiza su función pero todas las áreas están interconectadas de tal forma que
lo que hace un área influye sobre las demás y estas influyen sobre la primera, o
sea, se modulan. Aéreas como el cortex prefrontal que realiza tareas ejecutivas
(autocontrol, reflexión, lógica, memoria de trabajo, planificación y,
sobretodo, previsión de futuro) está interconectada con otras áreas como la amígdala,
que procesa emociones, básicamente el miedo, y ésta con el hipotálamo que
procesa funciones vegetativas o autonómicas como la tensión arterial, el
control térmico, el comportamiento sexual, el hambre, la sed, la secreción
hormonal, etc. La Ínsula que juega un importante papel en el proceso de
emociones básicas como el odio, el amor, el miedo, la felicitad, la tristeza y
el dolor; el opérculo rolándico que procesa programes motores y las áreas S I y
S II que procesan sensaciones físicas también forman parte de dicha
interconexión. Ello significa que la imaginación de un futuro negativo conlleva
miedo o preocupación y éste puede llevar a un aumento de la presión arterial o
aumento de la secreción hormonal como las catecolaminas que actúan sobre el
hipocampo alterando la memoria declarativa. La misma Ínsula puede activarse con
lo que podemos sentir dolor físico, real, pero que en definitiva es imaginado.
Las aéreas S I y S II también pueden activarse y tener la sensación de que el
dolor se localiza en cierta región corporal. Esto es lo que denomina Damasio
"Bucle de simulación corporal", o lo que H. Fiels describe como
"Proyección central", en la que la estimulación directa o indirecta
de las áreas cerebrales provoca experiencias completamente formadas que se
proyectan al cuerpo, como demostró Penfield en sus estudios. Cuando se
estimulan áreas que procesan el dolor se tiene una experiencia subjetiva de
dolor que se proyecta a regiones específicas del cuerpo. El dolor producido por
este fenómeno, dolor que suele denominarse dolor psíquico o emocional, es ontológicamente
idéntico al dolor llamado físico u orgánico.
No todo el mundo es víctima de la somatización. De hecho una de cada
cuatro pacientes que acuden al médico sufre de somatización. Es muy probable
que se somatice si se cumplan tres
premisas. Predisposición, precipitación y perpetuación.
Puede haber cierta predisposición genética que aún no ha sido
demostrada, pero la predisposión ambiental, la del medio en que uno vive y la
experiencia personal son vitales. Por ejemplo vivir en un ambiente de
enfermedad grave o de simple preocupación por la enfermedad puede predisponer a
ser una víctima de la somatización, sobre todo si se vive en la infancia, y lo
peor es que uno puede no recordarlo. Padecer un trastorno de la personalidad
como sería el obsesivo-compulsivo (TOC) o tener problemas de ansiedad también
pueden predisponer a la somatización.
Los factores precipitantes pueden ser muchísimos. Una intervención
quirúrgica. Una enfermedad personal grave que despierta el miedo a la muerte.
Muchos enfermos que han padecido cáncer padecen, posteriormente a su curación,
de somatización. Pero también molestias corporales que suelen desaparecer, si
se les da un significado (H.Fiels) pueden convertirse en verdaderos problemas
somáticos. O aun peor, molestias corporales sin significado que algún médico
etiqueta de importantes.
Por último la perpetuación de los síntomas se debe al mecanismo de
sensibilización neuronal. Cuando una experiencia se repite en el tiempo, y más
si se acompaña de inestabilidad emocional, como sería el miedo o la
preocupación, se memoriza, y por lo tanto se eterniza.
Lecturas de referencia:
Damasio A. Y el cerebro creó al hombre. Destino. ISBN:
978-84-233-4305-8
Fields HL. Painful Dysfunction of the Nervous, In: Fields HL, Chap 6,
Pain. New York: McGraw-Hill Book Company, 1987:133–167.
Kandel E, Schwartz J, Jessell T. Neurociencia y Conduca. Modulación de
la transmisión sináptica: sistema de segundos mensajeros. 261. ISBN:
978-84-89660-05-2.
Kirmayer LJ, Groleau D, Looper KJ, Dao MD. Explaining Medically
Unexplained Symptoms. Can J Psychiatry, Vol 49, No 10, October 2004. 663-672.
Mai F. Somatization Disorder: A Practical Review. Can J Psychiatry,
Vol 49, No 10, October 2004. 652-662.
Zhuo M. A synaptic model for pain: long-term potentiation in the
anterior cingulated cortex. Mol Cells 2007; 23:259-271.
Comentarios
Publicar un comentario