En el siglo siglo XX, el psicoanálisis revolucionó la comprensión que teníamos de los trastornos mentales dándonos nuevas ideas sobre los procesos mentales inconscientes, el determinismo psíquico, la sexualidad infantil y, probablemente el concepto más importante de todos, la irracionalidad de la motivación humana. El psicoanálisis sigue siendo la visión más coherente y satisfactoria de la mente, pero no ha evolucionado científicamente. Todo lo que sucede en la sesión de terapia es subjetivo y parcial. No ha desarrollado métodos objetivos para comprobar las ideas que había formulado, ha carecido de experimentos y no ha desarrollado ninguna técnica para el control, y sin control es imposible distinguir la especificación semántica del hecho. Varias disciplinas médicas han crecido con la incorporación de las metodologías y conceptos de otras disciplinas. Según Kandel hay por lo menos ocho áreas en las que el psicoanalisis podrían beneficiarse de la biología:1) la naturaleza de los procesos mentales inconscientes, 2) la naturaleza de la causalidad psicológica, 3) la causalidad psicológica y la psicopatología, 4) las primeras experiencias
y la predisposición a la enfermedad mental, 5) el preconsciente, el inconsciente y la corteza prefrontal, 6) la orientación sexual, 7) la psicoterapia y los cambios estructurales en el cerebro, y 8) psicofarmacología como complemento al psicoanálisis.
y la predisposición a la enfermedad mental, 5) el preconsciente, el inconsciente y la corteza prefrontal, 6) la orientación sexual, 7) la psicoterapia y los cambios estructurales en el cerebro, y 8) psicofarmacología como complemento al psicoanálisis.
La Naturaleza de los Procesos Mentales Inconscientes
Para el psicoanálisis es central la idea de que no nos damos cuenta de gran parte de nuestra vida mental. Una gran parte de nuestra experiencia, lo que percibimos, pensamos, soñamos, fantaseamos, no es directamente accesible por el pensamiento consciente, ni tampoco podemos explicar lo que a menudo motiva nuestras acciones. La idea de los procesos mentales inconscientes es no sólo importante por sí misma, sino que es fundamental para la comprensión de la naturaleza del determinismo psíquico.
En 1954 Brenda Milner hizo un notable descubrimiento basado en los estudios de un paciente amnésico que tenía dañado el lóbulo temporal medial y el hipocampo medial donde se almacena lo que ahora llamamos memoria declarativa (explícita), que es la memoria consciente de las personas, objetos y lugares. Dicho paciente no tenía ningún recuerdo consciente de nuevos recuerdos sobre personas, lugares y objetos, sin embargo, fue plenamente capaz de aprender nuevas habilidades perceptivas y motoras, lo que llamamos memoria procedimental (implícita). Estos recuerdos son completamente inconscientes y son evidentes sólo en el rendimiento en lugar de en el recuerdo consciente. La utilización de los dos sistemas de memoria juntos es la regla y no la excepción. Estos dos sistemas de memoria se superponen y se usan conjuntamente por lo que muchas experiencias de aprendizaje reclutan los dos sistemas. De hecho, la repetición constante puede transformar la memoria declarativa en procedimental. Por ejemplo, cuando se aprende a conducir un automóvil, en un principio el recuerdo es consciente, pero con el tiempo la conducción se convierte en automática y no consciente. La memoria procedimental es en sí un conjunto de procesos que implican diferentes sistemas del cerebro: el reconocimiento de estímulos recientes es una función de la corteza sensitiva, la adquisición de los diversos estados emocionales implica a la amígdala, la formación de nuevos hábitos motores (y tal vez cognitivos) requiere el neoestriado, aprender nuevos comportamientos motores o la coordinación de actividades depende del cerebelo. Diferentes situaciones y experiencias de aprendizaje reclutan diferentes subconjuntos de estos y otros sistemas de memoria procedimental, en combinación con el sistema de memoria explícita del hipocampo y otras estructuras afines. En la memoria procedimental tenemos un ejemplo de un componente de la vida mental inconsciente. Freud utiliza el concepto de inconsciente en tres diferentes formas. En primer lugar, utilizó el término de inconsciente para referirse a la represión o inconsciente dinámico. Este inconsciente es lo que en la literatura del psicoanálisis clásico se refiere como inconsciente. Contiene los impulsos inconscientes, las defensas y conflictos. En este inconsciente dinámico, la información sobre el conflicto y los impulsos no puede llegar a la conciencia debido a poderosos mecanismos de defensa tales como la represión.
Además de las partes reprimidas del yo, Freud propuso que aún otra parte del yo es inconsciente. A diferencia de las partes inconscientes del yo que están reprimidas y por lo tanto se parecen al inconsciente dinámico, la parte inconsciente del yo que no está reprimida no se refiere a impulsos inconscientes o conflictos. Además, a diferencia del inconsciente preconsciente, esta parte del inconsciente del yo no es accesible a la conciencia a pesar de que no se reprima. Dado que este inconsciente tiene que ver con los hábitos y habilidades perceptivas y motoras, ella se sitúa dentro de la memoria procedimental. Por lo tanto, se refieren a él como el inconsciente procedimental.
Freud utilizó el término descriptivo, en un sentido más amplio, el preconsciente inconsciente, para referirse a casi todas las actividades mentales, a la mayoría de los pensamientos y todas las memorias que entran en la conciencia. De acuerdo con Freud, un individuo no es consciente de la casi totalidad de los eventos de procesamiento mental, aunque puede tener sin embargo acceso inmediato consciente de muchos de ellos por un esfuerzo de la atención. Desde esta perspectiva, la mayor parte de la vida mental es inconsciente la mayor parte del tiempo y se hace consciente sólo como percepciones sensoriales: como palabras e imágenes.
De estos tres procesos mentales inconscientes, sólo el inconsciente procedimental, la parte inconsciente del ego que no está en conflicto o reprimida, parece situarse en lo que los neurocientíficos llaman la memoria procedimental.
Marianne Goldberger hace hincapié en que el desarrollo moral también se adquiere por medio de la memoria procedimental. Señala que la gente no suele recordar, en cualquier forma de conciencia, las circunstancias en que se asimilan las normas morales que rigen su comportamiento las cuales se adquieren de forma casi automática, como las reglas gramaticales que rigen nuestra lengua materna.
Una de las anteriores limitaciones para el estudio de los procesos psíquicos inconscientes era que no existía método de observación directa. Todos los métodos para el estudio del inconsciente eran indirectos.
Las técnicas de estudio por imagen, actualmente, permiten discernir que sistemas cerebrales median en las formas de memoria inconsciente, el inconsciente dinámico y preconsciente inconsciente.
Referencias:
Biology and the Future of Psychoanalysis: A New Intellectual Framework for Psychiatry Revisited. Eric R. Kandel. Am J Psychiatry 1999; 156:505–524
Scoville WB, Milner B: Loss of recent memory after bilateral hippocampal lesions. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1957; 20:11–21
Squire LR, Zola-Morgan S: The medial temporal lobe memory system. Science 1996; 253:1380–1386
Squire LS, Kandel ER: Memory: From Molecules to Memory: Scientific American Library. New York, Freeman Press, 1999
Solms M: What is consciousness? Charles Fischer Memorial Lecture to the New York Psychoanalytic Society. J Am Psychoanal Assoc 1996; 45:681–778
Goldberger M: Daydreams: even more secret than dreams, in Symposium: The Secret of Dreams, Western New England Psychoanalytic Society. New Haven, Conn, Yale University, 1996
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