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Aprendizaje y memoria

El comportamiento es una función del cerebro y el mal funcionamiento de éste genera alteraciones características de la conducta.
La conducta es el resultado de la interacción entre los genes y el medio. Los mecanismos más importantes a través de los cuales el medio altera la conducta son el aprendizaje y la memoria. El aprendizaje es el proceso por el que adquirimos el conocimiento, mientras la memoria es el proceso mediante el cual el conocimiento es codificado, almacenado y posteriormente recuperado.
Somos lo que somos en gran medida por lo que aprendemos y recordamos. Aprendemos capacidades motoras y perceptivas que permiten que nos relacionemos con el medio y lenguajes que nos permiten comunicar lo que hemos aprendido. Pero no todo lo que se aprende es beneficioso. El aprendizaje puede producir alteraciones de la conducta, y estas conductas pueden producir trastornos psicológicos.
La memoria es el resultado del aprendizaje y se clasifica en implícita o explícita basándose en cómo se almacena y recuerda la información. La memoria implícita es una memoria inconsciente de destrezas perceptivas y motoras, mientras la memoria explícita es la memoria de las personas, lugares y cosas que requiere una recuperación consciente. La memoria explicita puede además clasificarse en episódica, memoria de los acontecimientos y experiencia personal, y en semántica, memoria de los conceptos y significados.
Hay varios tipos diferentes de almacenamiento de memoria, y ciertas regiones del cerebro son más importantes para algunos tipos que para otros. La memoria explícita se almacena en la corteza asociativa. El sistema hipocámpico media los pasos iníciales del almacenamiento a largo plazo. La memoria semántica no se almacena en una única región, el recuerdo se construye a partir de fragmentos diferentes de información, cada uno de los cuales se almacenas en lugares especializados de memoria. Las áreas de la neocorteza que están especializadas en el almacenamiento a largo plazo de la memoria episódica son las áreas de asociación de los lóbulos frontales.
El conocimiento semántico y el episódico son el resultado de varios tipos de procesamiento: La codificación es el proceso por el que se presta atención y se elabora la información aprendida, asociándola de manera sistemática al conocimiento establecido en la memoria. El almacenamiento de la memoria es más potente cuando uno tiene una buena motivación. La consolidación incluye los procesos que alteran la información recientemente almacenada, aún lábil, para hacerla más estable. Implica la expresión de los genes y la síntesis de nuevas proteínas que permiten almacenar la memoria de forma estable a largo plazo. El almacenamiento implica mecanismos y lugares por los que la memoria se conserva a lo largo del tiempo. La recuperación son los procesos que permiten recuperar y utilizar la memoria almacenada. Implica reunir diferentes tipos de información almacenada de forma separada en distintos lugares. Es un proceso constructivo y por lo tanto sujeto a distorsiones.
La memoria activa es una memoria a corto plazo necesaria para la codificación y para el recuerdo de la memoria explícita. Está compuesta por un sistema de control de la atención, probablemente localizado en el cortex prefrontal, que centra la percepción en acontecimientos específicos del medio. Regula el flujo de información a dos sistemas de repetición que mantienen el recuerdo para su utilización transitoria; el bucle articulatorio para el lenguaje y el blog de notas visuoespacial para la visión y la acción. El bucle articulatorio nos permite mantener en la mente, mediante la repetición, un nuevo número de teléfono mientras nos preparamos para marcarlo. El blog de notas visuoespacial representa tanto las propiedades visuales como la localización espacial de los objetos. Nos permite recordar la cara de una persona que conocimos en una fiesta. Los dos sistemas se encuentran localizados en las cortezas de asociación posteriores.
La memoria implícita se almacena en circuitos perceptivos, motores y emocionales. No depende directamente de los procesos conscientes, ni su recuerdo requiere la recuperación consciente de la memoria. La memoria adquirida a través de un componente emocional implica al núcleo amigdalino. La adquirida a través de un condicionamiento operante implica al núcleo estriado y al cerebelo. La adquirida a través del condicionamiento clásico implica órdenes de los sistemas sensoriales y motores que participan en el aprendizaje.
El aprendizaje consiste en responder a un estímulo que en un principio no desencadenaba ninguna respuesta. En el aprendizaje no asociativo el individuo aprende sobre las propiedades de un único estímulo. En el asociativo aprende sobre la relación entre dos estímulos o entre un estímulo y una conducta. En la vida diaria es frecuente el aprendizaje no asociativo mediante la habituación y la sensibilización. El primero es la disminución de la respuesta a un estímulo repetido como sucede con el ruido. El segundo es el incremento de la respuesta después de haberse presentado un estímulo intenso, generalmente desagradable o nocivo. También existen otras formas de aprendizaje no asociativo tan simples como es el aprendizaje por imitación, esencial en la adquisición del lenguaje. Dentro del aprendizaje asociativo se encuentran el condicionamiento clásico, que implica aprender una relación entre dos estímulos, y el condicionamiento operante, que supone aprender la relación entre un estímulo y la respuesta a dicho estímulo. Las respuestas no condicionadas son innatas, se producen sin aprendizaje. Cuando un estímulo condicionado se sigue de un estímulo no condicionado, el estímulo condicionado comenzará a provocar una nueva respuesta, y si el emparejamiento de dichos estímulos  se repite provocará  que el estímulo condicionado se convierta en una señal anticipadora del estímulo no condicionado. Por lo tanto el condicionamiento clásico es una manera por la cual  el animal aprende a predecir acontecimientos en su medio. Cuando el estímulo condicionado se presenta reiteradamente sin su estímulo no condicionado, éste dejará de provocar la respuesta condicionada. Este proceso se conoce como extinción. La extinción es un importante mecanismo de adaptación, dado que un animal no puede seguir respondiendo a los estímulos del medio que ya no son significativos. La extinción no es lo mismo que olvido, sino que en su lugar se aprende algo nuevo.  Lo que se aprende no es solo que el estímulo condicionado ya no antecede al estímulo no condicionado, sino que el estímulo condicionado indica que ya no se producirá el estímulo no condicionado.
El condicionamiento operante implica la asociación entre una respuesta y un estímulo. Puede considerarse como la formación de una relación predictiva entre un estímulo y un comportamiento. Afecta a conductas que se producen espontáneamente o sin un estímulo identificable. Cuando una conducta es recompensada, el animal tiende a repetirla. Es lo que se llama ley del efecto.
El aprendizaje asociativo está limitado por factores biológicos. En general se aprenden a asociar los estímulos que son importantes para la supervivencia. El cerebro no es una tabla rasa, es capaz de percibir algunos estímulos y no otros, por lo tanto no todos los reforzadores son igualmente eficaces con todos los estímulos. Por ejemplo, los animales tienden a evitar ciertos alimentos. El condicionamiento de aversión a la comida se desarrolla solo cuando los estímulos gustativos se asocian a situaciones que producen malestar, como las nauseas. La aversión a la comida es deficiente o no se desarrolla cuando el sabor va seguido de estímulos nociceptivos que no producen nauseas. Tampoco se desarrollará aversión a un estimulo visual o auditivo que se ha asociado a la nausea. La evolución ha predispuesto a los cerebros a relacionar ciertos estímulos, o a un cierto estímulo y un comportamiento, mucho más fácilmente que otros.
El aprendizaje en general tiene elementos tanto del aprendizaje implícito como del explícito. Un ejemplo claro es cuando aprendemos a conducir un coche; en un principio precisamos de la ejecución consciente de los actos motores para controlar el coche; con el tiempo adquirimos experiencia y la conducción se convierte en una actividad automática y no consciente.
Tanto la memoria implícita como la explícita se almacenan en fases, de ahí que algunas amnesias, como la retrograda, pueden afectar los recuerdos recientemente adquiridos mientras los viejos recuerdos se conservan inalterados. Las aferencias al cerebro se procesan en la memoria activa a corto plazo antes de ser transformadas en una o varias fases en una memoria más permanente a largo plazo. Hasta que los recuerdos no se transforman en su forma a largo plazo, la recuperación del recuerdo reciente se altera con facilidad. Una vez convertidos a su forma duradera, los recuerdos son relativamente estables, aunque con el tiempo, tanto la memoria a largo plazo como la capacidad de recordar disminuyen de forma gradual, por lo cual el conjunto global de recuerdos capaz de ser rememorados cambia continuamente a lo largo del tiempo.

Bibliografía:
· Principios de neurociencia, McGraw-Hill Interamericana de España, ISBN 978-84-486-0311-3
· Neurociencia y conducta. Pearson Prentice Hall, ISBN 978-84-89660-05-2

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